Trucos de gamificación para fidelizar clientes
La gamificación y la fidelización están estrechamente relacionadas. Ya que uniendo actividades que pertenecen a un contexto no lúdico con otros valores que si conllevan una vertiente lúdica conseguiremos mejorar la experiencia de usuario, estimulándole y creando emociones positivas.
Gracias a la gamificación y a sus mecánicas de juego, lograremos algunos objetivos. Por ejemplo, que el uso de una determinada aplicación, servicio o producto se convierta en algo entretenido para el usuario. También que su nivel de engagement vaya aumentando. Y como no, que se sienta más cercano a la marca y establezca una relación más emocional, fiel y duradera con ella.
¿Qué tipo de juego usar para fidelizar clientes?
Empecemos revisando los tipos de videojuego por géneros que detalla muy bien la Wikipedia:
- Acción: aquí entrarían los de lucha, arcade(los típicos de las máquinas recreativas) o los que consisten en avanzar por un escenario evitando obstáculos.
- Shooter: se incluyen todos los que consisten en “disparar” en todas sus versiones.
- Estrategia: se basan en el uso de la inteligencia y la planificación.
- Simulación: recrean situaciones o actividades del mundo real.
- Deporte: simulan la participación en actividades deportivas.
- Carreras: el jugador debe llegar a una meta antes que el resto o dentro de un tiempo límite.
- Aventura: el jugador debe avanzar en una historia.
- Rol: suponen una mayor interacción con el personaje, una historia más profunda y una mayor evolución del personaje que los de aventura y suelen incluir simulación.
- Otros: aquí destaca los de creación desde cero (sandbox), los musicales, los de agilidad mental y los puzles, los juegos de fiesta, los de educación, …
Además de esta clasificación por mecánica de juego, se pueden distinguir otras tipologías de videojuegos atendiendo a otras características. En marketing, nos interesan especialmente los que se denominan juegos publicitarios o advergames porque son aquellos que muestran una marca en el juego, sin entrar a fomentar comportamientos complejos. Estos juegos solo muestran la marca y su finalidad suele ser didáctica o de mera notoriedad.
Para aplicar la gamificación con éxito hay que tener claros los objetivos y asignar la mecánica de juego más apropiada para aumentar la motivación de nuestro público.
Para aplicar la gamificación con éxito hay que tener claros los objetivos e identificar aquella o aquellas actividades que queremos fomentar, siendo necesario asignar la mecánica de juego más apropiada para aumentar la motivación de nuestro público objetivo.
¿Cuáles son las motivaciones para jugar?
- Sensaciones: aquí se incluye los juegos pasatiempo que simplemente nos relajan, nos gustan por la belleza de sus escenarios o nos entretienen.
- Expresión/Libertad: el jugador crea su propio “mundo” en el juego.
- Narrativa/Fantasía: aquellos juegos que nos cuentan una historia real o fantástica y en los que la motivación es conocer la historia.
- Socialización: el valor del juego es el de las interacciones sociales que se dan.
- Reto: juegos de aprendizaje o descubrimiento cuyo valor es la habilidad de superar los retos del juego y de ir evolucionando.
- Recompensas: la motivación del juego es lo que se consigue con él. Las recompensas pueden no ser económicas y ser de estatus/exclusividad o reconocimiento.
A través de la gamificación se consigue una comunicación más interactiva con los usuarios, una respuesta más positiva por su parte y se aporta valor y relevancia a la marca.
Todas estas motivaciones pueden mezclarse o sumarse, pero el trabajo del diseñador de juegos consiste en mantener el flujo del juego y evitar que un jugador se desmotive.
¿Cómo conseguir que un jugador no se desmotive?
Para gestionar este equilibrio no hay que perder de vista los siguientes elementos:
– Novedad: frescura del juego o innovación que propone.
– Frecuencia: Cada cuanto hay que participar en el juego. Si fuerzas a que haya un tiempo máximo por día o por intentos, el juego durará más en el tiempo.
– Duración: La duración del juego es el tiempo que tardaríamos sin parar para llegar al final. Un buen engagement, nunca permitirá que llegues al final del juego.
– Viralidad: Cuanto comparto, socializo, el juego. Compartir logros, compartir necesidades, pedir ayudas… de forma que se interactúe con otros posibles usuarios
– Popularidad: Trabajar la clasificación, puntos o badges (medallas) de forma que siempre aspiremos a tener reconocimiento.
– Feedback: La motivación al jugador y la celebración de sus logros es importante.
Si aplicas todos estos consejos, sin duda conseguirás mantener motivados, dispuestos y receptivos a tus jugadores y lograras alcanzar los objetivos de tu estrategia de marketing, aumentando su nivel de satisfacción y fidelidad.
No lo olvides, jugar no es sólo cosa de niños. A través del juego se crea una comunidad que se divierte y entretiene, se consigue una comunicación más interactiva con los usuarios, una respuesta más positiva por su parte y se aporta valor y relevancia a la marca.
¿Todavía tienes dudas? Pues convéncete de una vez por todas y empieza a aplicar la gamificación en tus estrategias de marketing. No te arrepentirás.